QUE EL CHISTE NO PASE DE MODA

La eterna discusión de si queremos cuentachistes o estandaperos creo está absolutamente fuera de lugar, que las razones por las que nos gustan o no, poco tienen que ver con el formato. Chistes cortos, humor clásico, comedia blanca, humor callejero, humor musical; para mí son todos bienvenidos.
El problema no es el formato, a mí me encanta escuchar gente contar chistes, el problema son las temáticas, que están añejas y trasnochadas, y si, trabajar en material nuevo es algo en lo que casi todos nos exigimos y creemos exigible a otros, al igual que la copia de chistes de internet y el uso del mismo material por una década; para los que hacemos stand up, el que roba material o copia chistes es un miserable perdedor que no debería estar en el escenario.
Me encantaría ver nuevas generaciones de cuenta chistes, ojalá con temas frescos y dinámicos, pero no los veo, y creo que eso es muy decidor. El género del chiste clásico no está motivando a jóvenes “chistólogos”, y me atrevería a especular que es porque no atiende a las conversaciones que hoy queremos tener. Como me dijo Rosario Sánchez, “cada vez menos gente quiere ser el remate”, continuar riéndose y haciendo mofa del que está por debajo es algo que ya no da tanta risa como antes. Aunque sigue haciendo reír a muchos, y ahí hay un dilema ético.
Quisiera creer que esa es la razón, supongo, por la que no hay cuenta chistes jóvenes, es un formato sustentado en chistes machistas, vetustos y estereotipados. Me encantaría ver cuenta chistes menores de 30 años, donde los temas habitaran fuera de la mujer hinchapelotas, la suegra metiche, la amante cargante porque quiere amor o el cola gritón de turno. Todos chistes donde el varón es el cabrón del cuento y los demás solo estorban estúpidamente en su camino rotundo, exitoso e infumable.
Amo los chistes, y vemos como se extinguen por culpa de no leer los tiempos, de no querer leerlos, y de que aunque los lean, no estén disponibles para ser parte de ese proceso de cambio; veo flojera y tozudez al querer defender temas que deberíamos apoyar que no den risa. Pero dan plata.
Vi a Dino Gordillo en el Festival de Viña, y cómo dudar de su efectividad, cómo dudar de que el público rió, cómo dudar de que su manejo de escenario es notable y su experiencia es irrefutable; pero ¿queremos que sean esos los temas? Le pregunto a Dino, sabemos que funcionó, pero ¿quieres ser el rostro y nombre del humor que perpetúa los estereotipos de menosprecio a la mujer? Lo vi cuidarse este año, es cierto. Lo vi un poquito menos evidente en su discurso, el miedo a la funa ayuda, pero no resuelve; y no por eso menos machista en su mirada; bastó que sintiera un puñadito de poder en el escenario, que le dieran la primera gaviota, que le entregaran un poquito de permiso; para que se relajara y mostrara lo que se muestra cuando se está en confianza; lo que se hace cuando estás seguro: tu verdadero yo, sin máscaras para agradar, y lo mostró con un chiste de violación; y se dejó de cuidar, y dejó de cuidarnos. Una vez más.
Me gustaría que los cuenta chistes siguieran existiendo, la variedad de estilos y formatos enriquece el ecosistema, no matemos los chistes, matemos los temas añejos y discriminatorios. Creatividad hay, posibilidades hay, público para hacerlo exitoso hay. ¿Pero habrá voluntad y decisión de abandonar a la vieja confiable por un camino audaz y poderoso?
Eso está por verse.
Encuentro fome a dino gordillo, pero si sus chistes reciclados todavía hacen reír, es porque los estereotipos todavía están vigentes. Querer hacer la vista ciega contra eso, es otra cosa. La mujer hinchapelotas, la suegra metiche, la amante cargante porque quiere amor o el cola gritón de turno, son realidades. Lo que pasa es que dino gordillo no ha sabido actualizarse para decir lo mismo pero de otra manera.
Al otro extremo de la balanza, tenemos a Jani Dueñas que en el festival de viña de este año comparó a los hombres con los perros. Y lo dijo sin gracia. Y sin remate. Y se jura «progre». Es menospreciar al género masculino solo porque sí. Bien merecido se tiene su fracaso.
Dino gordillo será fome, y lo es, pero sigue teniendo un humor pícaro dentro de un contexto casi infantil, abusando del estereotipo, y más que buscar humillar en mala (como lo hace jani dueñas) busca, en cambio, destapar la forma de ser chilensis por medio de chistes en donde nos veamos identificados de alguna manera.
No le echemos la culpa a dino gordillo por lo que somos.
«…busca, en cambio, destapar la forma de ser chilensis por medio de chistes en donde nos veamos identificados de alguna manera».
¿Acaso los standaperos no buscan lo mismo?